La Venganza de la Madre

Algún día tenía que pasar, las catástrofes nunca vienen solas, aunque vengan de mano del ser humano, que durante siglos me ha destrozado. Han quemado a mis bellos hijos para ponerlos de excusa para aprovecharse de los terrenos donde vivían. Talaron mis hermosos árboles, que me costaron eones formar, para hacer objetos que podían hacer con pequeñas ramas. Derritieron los brillantes glaciares para despedirse de ellos.

Hoy sólo me queda la venganza, la única forma de enseñarles una lección antes de que acaben con lo poco que me queda, a ver si así dejan de matarme poco a poco. me debato entre una catástrofe que los aniquile a todos, o hacer que se maten entre ellos.

Después de estar días pensando se me ha ocurrido pedir ayuda, mi amigo Magec, él puede devolverme el favor que le hice al cuidar de ese insecto que me ha destrozado la vida, si llego a saber que esa cosa se convertiría en mi destructor nunca, jamás, lo habría acogido entre mis preciados hijos. Mi creación se ha ido al carajo por su culpa, es hora de ajustar cuentas.

Sé que algunos, unos pocos, han intentado salvarme a costa de su propia vida, por eso no me desharé de toda la humanidad, sólo de la mayoría, esas aberraciones que van de buenas personas, pero que realmente en lo único que piensan es en sí mismas.

Primero crearé una situación en la que enferme mucha gente, que el contagio sea rápido, usaré a mi pequeño pangolín, al que están llevando a la desaparición, un animal al que llevan a la extinción será quien los extinga a ellos. De los restantes humanos me encargaré gracias a Magec, que creará un pulso electromagnético que hará que todas esas basuras que han creado rompiéndome y masacrándome se apaguen en pleno funcionamiento. Para ese entonces ya habrá desaparecido más de dos tercios de los inútiles humanos que no saben cuidar lo que tienen. Para el resto aún no sé qué haré, aunque seguro que se acaban matando entre ellos. ¿debería provocar otro diluvio? O quizás un par de maremotos como los de hace un tiempo, en aquellos días estaba muy enfadada, pero no se dieron cuenta.

Por ahora ya he empezado con pequeños incidentes que los están confundiendo y parece que más gente se da cuenta de que está pasando algo raro conmigo. Lo que parecen no entender es que todo es su culpa, desde que dejaron de vagar a mi alrededor cada vez se han ido volviendo más arrogantes y estúpidos, al principio no necesitaban nada, yo les daba todo sin hacerme daño.

Ahora se hacen llamar inteligentes, arrancan toda hierba que ven sin saber que muchas de esas malas hierbas, como ellos las llaman son medicina para curarlos o alimento para ellos o para los animales a los que encierran en sitios llamados granjas, sin libertad, y les hacen comer unos extraños alimentos a los que llaman pienso y que ningún humano se atrevería a probar.

Siento que no me merecen, que solo soy algo de lo que se pueden beneficiar, soy generosa, pero no tonta, no deseo que este tipo de ser viva en mí, cambia o desaparece, no tiene más opciones. Ya está todo preparado, en 2019 llegará el principio del fin.

Publicado por Cristina G. Mendoza

Estudiante de Información y Documentación en la ULE

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